La visita de la presidenta brasileña Dilma Rousseff a Cuba ha generado importantes debates en los medios noticiosos y políticos. Algunos cuestionan la conveniencia de la visita presidencial tras la muerte de Wilmar Villar mientras otros van más lejos criticando lo que identifican como una política de apaciguamiento y subestimación de los derechos humanos en la relación de Brasilia con la Habana. Es obvio que la política brasileña no es todavía tan efectiva como podría ser y que nuevas acciones podrían incrementar su impacto en el proceso de reformas en Cuba. Dicho esto, es importante reconocer también los meritos de una política diseñada en Itamaraty teniendo en cuenta la lógica de la liberalización política cubana como proceso diferente a una democratización y las sinergias existentes entre la transición a una economía mixta y la ampliación de derechos y libertades.
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Publicado por Arturo López Levy :: 31 enero, 2012 @ 03:21 :: El Análisis de Infolatam.
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