martes, 18 de febrero de 2020

A propósito de las "misiones médicas" de Cuba en el exterior.

La subida salarial a los médicos cubanos sigue generando debate y dudas

El diario.es publica una noticia que es traducción castellana de la publicada en The Guardian sobre las llamadas "misiones médicas" cubanas en casi sesenta países. La noticia tiene un enorme interés desde diversos puntos de vista. Por una parte, la noticia salta porque la Administración Trump prosigue en su acoso y derribo al sistema cubano, y lo hace atacando sin tregua las dos fuentes más importantes de ingresos que tiene en este tiempo el gobierno de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro: el turismo y las llamadas "misiones médicas" [la tercera son las remesas que los emigrantes remiten a sus familias en el interior de la isla], que pueden representar -según fuentes norteamericanas- hasta el 60 por ciento de los ingresos que recibe Cuba desde el exterior. 

Whashington acusa a La Habana, fundamentalmente, de tres cosas: de ejercer influencia política perniciosa sobre los gobiernos que reciben la ayuda sanitaria, de explotar a su propio personal mediante una especie de trabajo forzoso, casi esclavista, y de quedarse con tres cuartas partes de los pagos que recibe por cada profesional sanitario que tiene destacado en misión.  

Es cierto que los sanitarios cubanos trabajan en condiciones insoportables, incluso de seguridad personal, como es verdad que son lo necesariamente disciplinados como para que los gobiernos extranjeros que los contratan los destinen a zonas y lugares a los que el personal sanitario autóctono [cuando existe] no quiere ir bajo ningún concepto, como se pudo comprobar en Brasil. 

También es verdad que los sanitarios cubanos pugnan por "salir en misión", ya que cobran mucho más que si permanecen en la isla. Cobran solo un 25 por ciento de lo que su gobierno percibe, y buena parte de ese salario les es ingresado en una cuenta a la que no pueden acceder hasta que vuelven a Cuba [se trata, también, de frenar las deserciones].

Así de compleja es la realidad actual en lo que respecta a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Siempre han sido difíciles, especialmente tras la victoria de los castristas en 1959, pero hay que aceptar que la Administración Trump está forzando la máquina para seguir golpeando la economía cubana, tan maltrecha que amenaza con colapsar.


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