En su alocución, el nuevo presidente se decantó por la retórica propia del régimen, una práctica en la que la propaganda siempre ha primado sobre el análisis razonable. Solo los hermanos Castro se han permitido alguna valoración crítica en contadas ocasiones, pero en cualquier caso nunca incluyeron reflexión alguna relativa a errores o insuficiencias propias, sino que los déficits siempre fueron o de otros o difusamente colectivos.
En un discurso de 2008, Raúl Castro reconoció la contracción que padecía la manufactura cubana, así como la necesidad de producir por lo menos para alimentarse. El presidente, que había substituido por enfermedad a su hermano Fidel dos años atrás...
No hay comentarios:
Publicar un comentario